Estaban recién casados, en esa etapa en la que uno va
descubriendo en el otro cualidades que ni sospechaban que podía tener.
Así un día, al poco, oyó Manuel como Ana, su amada Ana
sonaba al hacer pis. ¿Quién iba a dar? ¿Cómo podía ser posible?, ¡aquella
Princesa que ni siquiera tosía! pero
claro ahora dormían juntos, no es que se acostaran juntos, que eso ya pasaba
antes, es que ahora dormían juntos y… lógicamente, alguna vez se tenían que
levantar a media noche. La noche que descubrió aquello ella se levantó al baño
que estaba muy cerca del dormitorio y sonó aquél ruido. Él también sonaba pero
su ruido era el suyo, el de siempre, y el otro, no lo había oído jamás. La
primera vez que ocurrió la esperó sentado en la cama con los ojos y la boca muy
abiertos medio adormilado pensando que en su casa había algún extraño, Ana,
medio dormida murmuró algo que no entendió Manuel, se metió en la cama y
continuó durmiendo mientras él intentaba hacer lo mismo aunque el recuerdo de
aquél sonido se lo impidió.
Dos o tres días después, también a media noche, volvió a
levantarse Ana, y Manuel desde su cama oyó el sonido de un pedo que venía del
baño, de su princesa.
No pudo soportarlo.
Se divorciaron.