viernes, 19 de diciembre de 2014
El final del camino. poema.
El final del camino
Olvidado, casi muerto,
eso queda de ese hombre,
¿quién recuerda ya su nombre?
¿lo recuerda acaso el viento?
Yace sentado en su silla,
en sus piernas su bastón,
su temblar en las rodillas
y en su mirada el dolor.
Inmóvil al Sol sentado
recordando lo vivido,
con la expresión de un herido
y el miedo de un condenado.
Mirando a un recién nacido,
hablando solo, temblando,
lleno de angustia y llorando
la nostalgia de un pasado.
Quizás un pasado hostil
por eso más recordado,
quizá una guerra civil
de muertos aún no enterrados.
Vidrio en los ojos y duelo,
impotencia sin futuro,
mil pesares sin consuelo,
sólo un destino seguro.
Sòlo sabe su amargor
el poyo junto al castaño,
que fue contando los años
de ese señor tan mayor.
Sabe de su soledad,
de cómo han ido faltando
del poyo de la verdad
un viejo de cuando en cuando.
En la mirada buscona
de ese viejo testarudo
la esperanza de un saludo
en la tarde dormilona.
Antonio Quintanar García
Olvidado, casi muerto,
eso queda de ese hombre,
¿quién recuerda ya su nombre?
¿lo recuerda acaso el viento?
Yace sentado en su silla,
en sus piernas su bastón,
su temblar en las rodillas
y en su mirada el dolor.
Inmóvil al Sol sentado
recordando lo vivido,
con la expresión de un herido
y el miedo de un condenado.
Mirando a un recién nacido,
hablando solo, temblando,
lleno de angustia y llorando
la nostalgia de un pasado.
Quizás un pasado hostil
por eso más recordado,
quizá una guerra civil
de muertos aún no enterrados.
Vidrio en los ojos y duelo,
impotencia sin futuro,
mil pesares sin consuelo,
sólo un destino seguro.
Sòlo sabe su amargor
el poyo junto al castaño,
que fue contando los años
de ese señor tan mayor.
Sabe de su soledad,
de cómo han ido faltando
del poyo de la verdad
un viejo de cuando en cuando.
En la mirada buscona
de ese viejo testarudo
la esperanza de un saludo
en la tarde dormilona.
Antonio Quintanar García
miércoles, 17 de diciembre de 2014
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